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Mi nombre es Elizabeth Acuña, tengo 24 años y lo primero que quiero compartir es que me siento afortunada de tener a mi familia completa. Por cuestiones ajenas, mis papás están separados y eso me ha dado dos familias. Tengo 4 hermanos y dos de ellas son las más pequeñas y son mi adoración. Se llaman Pamela y Zara, son unas niñas muy bellas e inteligentes, cursan primer año de primaria. Son el motor más grande de mi vida. 

Mis padres son los mejores, me han apoyado en todo lo que he hecho, me educaron de una manera que aprendiera a ganarme las cosas, a hacerlas bien y a ser buena persona. 

Considero que una de las razones por las que he llegado a la universidad, se debe al apoyo familiar y a la motivación que recibo de mis padres. Me han enseñado que tengo que luchar para lograr mis objetivos.

Para agradecer a mi familia, he realizado un Relato Digital Personal titulado "El capullo", es un pequeño detalle para demostrar cuánto los amo.

Una de las características que definen mi persona es la dedicación escolar. Les platicaré un poco acerca de mi reflexión como estudiante.

Desde el kinder, recuerdo que me gustaba participar en clase, en los eventos y en la escolta. Cuando platico con mis padres al respecto de mi comportamiento en el kinder, sólo me dicen que era una niña con muchas ganas de aprender y que me pasaba preguntando el por qué de las cosas. 

 

La primaria en realidad fue una experiencia alagadora, mis notas eran de las más altas del salón. Mi mamá era una señora que cumplía con sus responsabilidades, me guió en las tareas y me apoyó en los eventos que surgian, por ejemplo: debates, concursos de escoltas, exámenes, bailables, etcétera. Una habilidad que descubrimos mis padres y yo, fue que se me facilitaba bailar, aprender rápido una coreografía y seguir el ritmo, esto ocasionó que en los bailables la profesora de danza me pidiera apoyo para guiar a mis compañeros. En distintos grados, fui la jefa de grupo porque participaba en clase, me llevaba bien con mis compañeros, realizaba tareas y además se me facilitaba expresar mis ideas. La primaria fue clave en mi desarrollo como estudiante, pues descubrí que podía ser capaz de realizar tareas complejas; una de ellas fueron las matemáticas, desde ese momento nació un gusto por esta materia. Saber que podía con una materia que se le dificultaba a la mayoría de los compañeros me hacia sentir orgullosa. 

 

Mi experiencia en la secundaria estuvo marcada de una experiencia personal, la separación de mis padres. Mi madre siempre estuvo conmigo hasta sexto de primaria, en la secundaria tuvo que trabajar así que ya no había quien me guiara en las tareas; sin embargo, en estos años crecí como persona. Al saber que mi madre trabajaba para cubrir mis necesidades, decidí remunerar su esfuerzo sacando buenas notas. Durante esta etapa tuve mis primeras experiencias negativas, me di cuenta que la materia de Historia se me dificultaba, no me gustaba la clase y reprobé un bimestre, ese día me sentí muy mal porque le estaba fallando a mi mamá, la mujer que confiaba en mí. Por estas notas, no logré salir en la escolta, lo que ocasionó que me esforzara tres veces más para subir mi promedio final. En este nivel educativo, reforcé mis habilidades y descubrí que me gustaban las ciencias exactas.

 

Cuando realicé mi examen para la media superior estaba segura de mis conocimientos. Afortunadamente, me quedé en la escuela que quería, la Escuela Nacional Preparatoria 5 "José Vasconcelos". Al darme cuenta que pude lograr otra meta, mi seguridad y confianza aumentaban, decidí concentrarme totalmente en mis estudios, no tenía amigos sólo compañeros de trabajo. Mi ideal era sacar buen promedio para obtener mi pase reglamentado y aprovechar al máximo la casa de estudios de la UNAM. Mi sueño siempre había sido realizar una licenciatura. Una de las experiencias significativas que me llevo de estos años, es que no debo ser individualista, debo ser más empática con mis compañeros y no ver sólo por mis intereses. Asimismo, reafirmé mi gusto por las ciencias exactas, además de que comenzó a nacer el interés por ser docente y qué mejor que de Química o Matemáticas, ésto influyó en mi decisión de estudiar Ingeniería Química.

 

Mi experiencia en la Facultad de Química de la UNAM, fue muy importante pues no me sentía a gusto con la carrera, no entendía y se me dificultaba. Para mí, fue una etapa muy difícil porque siempre me sentí segura de mis habilidades por las ciencias exactas; descubrí que no era buena en realidad. Al sentirme decepcionada por mí y por la docencia de la UNAM decido desertar, decisión que mis padres apoyaron, pues su lema es "decidas lo que decidas, siempre te apoyaremos pero sigue superándote". 

 

Pasando un año, una gran amiga me dijo que si me interesaba la educación investigara sobre la Universidad Pedagógica Nacional y revisara las licenciaturas que ofrecía.

 

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